
II Lunes durante el año
on 16 enero, 2023 in Marcos
Marcos 2, 18-22
Un día en que los discípulos de Juan y los fariseos ayunaban, fueron a decirle a Jesús: «¿Por qué tus discípulos no ayunan, como lo hacen los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos?»
Jesús les respondió: «¿Acaso los amigos del esposo pueden ayunar cuando el esposo está con ellos? Es natural que no ayunen, mientras tienen consigo al esposo. Llegará el momento en que el esposo les será quitado, y entonces ayunarán.
Nadie usa un pedazo de género nuevo para remendar un vestido viejo, porque el pedazo añadido tira del vestido viejo y la rotura se hace más grande. Tampoco se pone vino nuevo en odres viejos, porque hará reventar los odres, y ya no servirán más ni el vino ni los odres. ¡A vino nuevo, odres nuevos!»
Palabra del Señor
Comentario
Entusiasma saber que la Palabra de Dios se extiende día a día en muchos corazones. Esa es mi alegría como sacerdote. Tengo la certeza que es la alegría de Jesús, es la alegría de la Iglesia. Es lo que viene pasando desde hace dos mil años, de mil modos diferentes. Es verdad que hoy la tecnología aceleró y facilitó las cosas, pero somos herederos de una gran cadena de corazones que vienen transmitiéndose las palabras de Jesús. Por eso te pido que no tengas miedo en difundirla, en animarte a “señalar” a Jesús, como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Esa es nuestra misión. La Palabra de Dios es como la lluvia, cae en todos lados y moja a todos. Solo hay que dejarse empapar un poco más. No escaparle a la lluvia. No le escapes a la Palabra de Dios, no hace mal, no puede hacer mal, aunque a veces nos “llegue” al fondo del alma y pueda doler, en realidad es para sanarnos, es para darnos vida.
Esta semana quiero que nos centremos en la imagen de “señalar” que apareció en el evangelio de ayer. Ayer imaginé que cuando Juan dijo: «Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo» lo hizo señalando. No sé si fue así, pero es lindo imaginarlo. Imagino a Juan señalando con el dedo, pero especialmente con el corazón, con su propia vida. Un señalar humilde, un señalar de aquel que quiere desaparecer para que brille Jesús. Creo que nos puede ayudar mucho esta imagen. En definitiva, alguien alguna vez nos “señaló” a Jesús y nuestra vida no se completa hasta que no “señalamos” a otros que lo necesitan.
Ser cristiano es haber sido “señalado” y aprender a “señalar” bien. Misionar es salir a “señalar” a los demás para mostrarles donde está Jesús. Misionar es también, al mismo tiempo, nunca creer que ya no se necesita algún “señalador”, al contrario, es darse cuenta que otros que parecen no saber, también son “rostro” de Jesús, también son corderos de Dios.
Del evangelio de hoy, voy a tomar la actitud de los que van a preguntarle a Jesús porqué sus discípulos no ayunan, como actitud contraria a la de Juan el Bautista, la de “señalar” con el corazón. El tema del ayuno ya lo traté en otros audios y lo retomaremos en la Cuaresma.
Estos que preguntan, que no sabemos quiénes son, pero que en otros evangelios son los fariseos, son los que “señalan” – con sus comentarios – pero no para que otros encuentren a Jesús, sino para que en el fondo los miren a ellos. El fariseo es narcisista por naturaleza, o dicho mejor, su segunda naturaleza es el narcisismo, desea mostrarse a sí mismo, ser visto. ¿Te parece algo raro? No te creas, todos llevamos un fariseo adentro del corazón, está ahí siempre, latente, siempre queriendo aflorar. El fariseo del evangelio, el fariseísmo que contradice a Jesús, es el mismo fariseo que llevamos dentro que mucha vez en vez de “señalar” a Jesús para que otros lo amen, “señalamos” a los demás para encontrar algún defecto, para encontrar un “pero”, para encontrar lo que otros no hacen y que los demás se den cuenta lo que nosotros hacemos. Narcicismo encubierto.
Esa forma de “señalar” no debe ser la de nosotros, los que andamos queriendo amar a Jesús. Cuando señalamos así, muchas veces lo hacemos “bajo apariencia de bien”, nos queremos convencer que lo hacemos por un bien, por amor a la verdad, por amor a lo que tiene que ser así, por amor a no sé cuántas cosas más, pero en el fondo es por amor a nosotros, es para que los otros se den cuenta lo bueno que somos. “Los demás no hacen lo que hay que hacer y yo si lo hago”, esa en el fondo es la expresión. ¡Qué lindo sería este mundo si en vez de señalar a los demás por lo que no hacen y deberían hacer, nos dedicáramos a señalar a Jesús con el corazón y con nuestra vida! ¡Qué distinta sería la Iglesia si en vez de estar “señalándonos” entre nosotros por lo que hacen o dejan de hacer los demás, por lo distintos que son los otros, nos dedicáramos a rezar y a trabajar por los demás!
Evitemos el “señalar” que juzga, el señalar soberbio y narcisista que está encontrando el error, pero para que en el fondo vean lo bueno que soy yo. Practiquemos esta semana “mordernos” la lengua antes de señalar así, practiquemos esta semana abrir la boca solamente cuando del corazón puedan salir cosas lindas, pueda salir la mansedumbre del Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, el tuyo y el mío.