Solemnidad de Navidad

on 24 diciembre, 2021 in

Lucas 2, 1-14

En aquella época apareció un decreto del emperador Augusto, ordenando que se realizara un censo en todo el mundo. Este primer censo tuvo lugar cuando Quirino gobernaba la Siria. Y cada uno iba a inscribirse a su ciudad de origen.

José, que pertenecía a la familia de David, salió de Nazaret, ciudad de Galilea, y se dirigió a Belén de Judea, la ciudad de David, para inscribirse con María, su esposa, que estaba embarazada.

Mientras se encontraban en Belén, le llegó el tiempo de ser madre; y María dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el albergue.

En esa región acampaban unos pastores, que vigilaban por turno sus rebaños durante la noche. De pronto, se les apareció el Ángel del Señor y la gloria del Señor los envolvió con su luz. Ellos sintieron un gran temor, pero el Ángel les dijo: «No teman, porque les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor. Y esto les servirá de señal: encontrarán a un niño recién nacido envuelto en pañales y acostado en un pesebre.» Y junto con el Ángel, apareció de pronto una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo:
«¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra, paz a los hombres amados por él!»

Palabra del Señor

Comentario

¡Feliz y Santa Navidad, para vos y todos los tuyos! Decir ¡Feliz y Santa Navidad quiere decir, de alguna manera, desear que hayamos sido sorprendidos por el “Dios con nosotros” Por lo menos me pasa a mí… cuando deseo una feliz navidad, deseo, como lo desea la Iglesia, que esta celebración, especialmente la participación en la Misa, nuestras reuniones familiares, nuestros pesebres vivientes, que revivimos en nuestras comunidades, no sean solo un “repaso histórico” de un relato melancólico y atractivo de lo que le pasó a María y a José, sino que cuando decimos ¡Feliz y Santa Navidad! lo que lleva dentro ese mensaje, esas palabras, es “Vida” que quiere ser vivida. Celebramos para adentrarnos, para encarnar, para incorporar, para aprender, para llevarlo a la vida, para amar lo que celebramos, para vivir lo que creemos, para creer en lo que amamos, para amar lo que vivimos. ¡Feliz y Santa Navidad! Que la hayas vivido como Jesús quiso que la vivas. Que la hayas vivido y pasado aceptando lo que te tocó este año, sin pesimismos, sin ilusiones baratas, con realismo. Que la hayas pasado agradeciendo, dándote cuenta de todo lo que hizo Jesús por vos, por tu familia, por todos.

Que hayas podido abstraerte de tanto “fuego artificial” y lío mundano, muy lindo y divertido, pero lleno de humo que no deja ver la verdadera Luz. ¡Feliz y Santa Navidad! Esto todavía no termina. Son 8 días de Navidad, viviremos 8 días la octava de Navidad ¿Qué es eso? Un día tan importante que se hace largo para darnos tiempo a digerir tanto amor. Es tanto lo que nos queda por comprender, que la Iglesia nos quiere ayudar a reconocer el don. ¿Te diste cuenta lo que significa que Dios se haya hecho hombre, por vos y por mí, que haya nacido como un bebé como cualquiera nosotros? ¿Pudiste imaginar que tenés al niño en tus brazos y que lo único que hay que hacer cuando se tiene a un niño en los brazos, es abrazarlo y amarlo? Si todavía no lo hiciste, escapate del lío, escapate un rato de tu familia, salí a caminar, aprovechá los momentos de silencio.

Dice Algo del Evangelio de hoy, que “En aquella época apareció un decreto del emperador Augusto”, entre tantas cosas que significa esta frase, creo que quiere decir algo así o me ayuda a pensar en esto: “Mientras Dios se metía en el mundo, el mundo se metía en sí mismo, o el mundo seguía en la suya, el mundo sigue su curso”. Dios se mete silenciosamente en la historia, en el corazón y vientre de María, y en el corazón y brazos de José. Mientras el mundo sigue en la suya, solo unos pastores y después unos reyes paganos, reconocen en un niño al Salvador. ¡Qué locura de Dios! ¡Qué caminos extraños elige para hacerse presente! Dios es muy bueno, pero es un poco loco, un loco lindo y bueno, perdón por la expresión. Descoloca a todo el mundo. Igual que hoy.

Podríamos parafrasear con algo de la palabra de hoy: “En esta época, mientras todo sigue aparentemente igual, mientras pasa esto o lo otro, mientras siguen las guerras e injusticias, mientras líderes del mundo se creen los reyes de la tierra, mientras miles y millones de personas siguen a ídolos humanos que cantan o hacen deportes, mientras otros van en busca de fama o placer, mientras seguimos presos de un sistema que se rige por el dinero, mientras todo pasa…. Sigue pasando lo que pasó hace más de dos mil años. Dios nace de noche y escondido, se hace presente allí donde nadie lo piensa ni se entera, mientras los fuegos artificiales explotan en otro lado. Nace ahí donde “no parece digno”, nace en corazones, situaciones, lugares, que la mentalidad de este mundo ni imagina, ni quiere imaginar. ¿Cuál fue la señal en esa época para los pastores? Un niño envuelto en pañales acostado en un pesebre. ¿Eso es una señal? ¿Tan poco? ¿Dios no debería ser un poco más astuto y dejarse ver un poquito más? Te dejo la pregunta picando…para que la sigamos rezando durante esta semana.

Porque, la verdad que si te ponés a pensar, si nos ponemos a pensar; es difícil encontrar a Dios en un niño, qué habrán pensado los pastores cuando lo vieron, qué habrán querido decir, qué habrán sentido. Qué es lo que sentimos nosotros cuando Dios nos dice que está ahí pero en realidad nosotros esperamos algo más grande, algo más vistoso; y Dios nos dice: «Estoy ahí, estoy ahora acá; en tu hijo, en tu hija, en tu familia, en tu trabajo, en esa situación que no te gusta tanto, en ese pesebre-corazón que está un poco sucio, un poco impuro; estoy ahí, quiero nacer ahí. Dejá que sea como quiero ser, aceptame como soy: un Dios sencillo, un Dios humilde que te quiere desarmar con tanto amor para que vos también aprendas a vivir así».

¡Feliz y Santa Navidad para vos y toda tu familia!