V Sábado de Cuaresma

on 1 abril, 2023 in

Juan 11, 45-57

Al ver lo que hizo Jesús, muchos de los judíos que habían ido a casa de María creyeron en él. Pero otros fueron a ver a los fariseos y les contaron lo que Jesús había hecho.

Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron un Consejo y dijeron: «¿Qué hacemos? Porque este hombre realiza muchos signos. Si lo dejamos seguir así, todos creerán en él, y los romanos vendrán y destruirán nuestro Lugar santo y nuestra nación.»

Uno de ellos, llamado Caifás, que era Sumo Sacerdote ese año, les dijo: «Ustedes no comprenden nada. ¿No les parece preferible que un solo hombre muera por el pueblo y no que perezca la nación entera?»

No dijo eso por sí mismo, sino que profetizó como Sumo Sacerdote que Jesús iba a morir por la nación, y no solamente por la nación, sino también para congregar en la unidad a los hijos de Dios que estaban dispersos.

A partir de ese día, resolvieron que debían matar a Jesús. Por eso él no se mostraba más en público entre los judíos, sino que fue a una región próxima al desierto, a una ciudad llamada Efraím, y allí permaneció con sus discípulos.

Como se acercaba la Pascua de los judíos, mucha gente de la región había subido a Jerusalén para purificarse. Buscaban a Jesús y se decían unos a otros en el Templo: « ¿Qué les parece, vendrá a la fiesta o no?» Los sumos sacerdotes y los fariseos habían dado orden de que si alguno conocía el lugar donde él se encontraba, lo hiciera saber para detenerlo.

Palabra del Señor

Comentario

Se acerca la Pascua de los cristianos, la tuya y la mía. Se acerca la semana santa. Hoy a partir de las misas de la tarde comenzaremos la semana más importante del año para los que creemos en Jesús. Con el domingo de ramos empezamos a transitar, por decir así, la recta final. La de la vida de Jesús y del camino que venimos haciendo haces casi cuarenta días. La propuesta del camino fue la misma para todos. Estés donde estés, sea la vida de fe que estés llevando, sea que estés cerca o alejado, con fervor o sin ganas. No importa. Fue la misma propuesta para todos, pero el camino seguramente fue distinto, cada uno dio pasos diferentes, cada uno comprendió a su manera, a cada uno Jesús le mostró cosas distintas, y eso es lo lindo y, por otro lado, lo misterioso.

Somos nosotros los que tenemos que interiorizar lo que se nos va sembrando en el corazón día a día con la Palabra de Dios. Algunos siembran, Dios hace crecer, nosotros removemos y abonamos la tierra para ayudar, para acelerar las cosas. ¿Pusiste algo de tu parte en este tiempo? ¿Hiciste el esfuerzo para escuchar, por crecer, por luchar? Espero que sí. Espero que empieces esta semana santa con un corazón más grande, con más ganas, con deseos de que no sea una semana más, una semana de vacaciones, una semana cualquiera. Se puede, se puede vivirla de una manera nueva y distinta. Las celebraciones serán las mismas, la historia es la de siempre, el final ya lo conocemos. Pero no es lo mismo, no creas que será lo mismo.

Algo del Evangelio de hoy muestra la trama interna de la entrega, de la decisión de matar a Jesús aun viendo y confirmando lo que hacía. Deciden matarlo una vez que se enteran de que había resucitado a Lázaro. ¡Qué locura! ¡Parece un cuento, pero fue verdad! «Ustedes no comprenden nada. ¿No les parece preferible que un solo hombre muera por el pueblo y no que perezca la nación entera?» Y sí, la verdad es que la maldad del hombre es incomprensible. ¿Vos comprendés algo? A veces no comprendemos cómo es posible que invocando un bien se haga el mal con tanta locura. Así piensa este mundo también. De la misma manera que actuaron con Jesús en ese tiempo.

Es preferible matar a uno a que mueran algunos más. Es preferible matar a un inocente, que hacerse cargo de las cosas que uno hace. En este mundo, en el tuyo y el mío, a veces es preferible hacer muchas cosas y no jugarse por la verdad, que proviene del Amor, con mayúsculas, que es Jesús. Es preferible callar una verdad para no exponer a los mentirosos. Algunos prefieren decir que se juegan por los pobres y viven exageradamente holgados. Otros tiran misiles para hablar de paz. Muchísimos deciden subirse al tren de la deshonestidad alegando que “todos lo hacen”.

Y nosotros… ¿Qué hacemos? ¿Cómo actuamos? ¿Cómo vivimos nuestra decisión de amar la verdad y el amor? ¿Nos subimos a la masa del “no jugarnos por nada”? Me conmovió una vez la coherencia de un amigo que trabajaba de vendedor en un negocio que vende de todo un poco, y me contaba su decisión de no vender un producto anticonceptivo abortivo aún bajo presión y peligro de perder su trabajo. No lo hizo nunca. Se le rieron en la cara y lo trataron de “cerrado”, pero él no aflojó. Es un ejemplo no más, de miles que podríamos poner, alguno tuyo, alguno mío, de las veces que nos jugamos por la verdad, aun siendo responsables por las consecuencias, aún con temor a que nos vaya mal. Seguro vos mismo tenés más ejemplos, y también muchos de cuando no nos jugamos. Solo un ejemplo de miles de situaciones en donde muchos deciden “matar al bien” y donde otros tantos prefieren callar y son cómplices.

Nosotros, mientras tanto, no tenemos que aflojar y tenemos que entrar a esta Semana Santa con deseos de honrar a Jesús con la vida y no solo con los labios. Con deseos de acompañar a Jesús no solo de lejos, como quien no quiere la cosa, sino de enamorarnos de su coherencia hasta el fin, de su amor sincero que no se escapó en los momentos más duros y difíciles. Por amor a vos, por amor a mí, a todos los hombres. Entremos a esta Semana Santa con un corazón grande, deseosos de mirar a Jesús el Jueves Santo, el viernes y el sábado, padeciendo, muriendo y resucitando por nosotros.