V Sábado de Pascua

on 13 mayo, 2023 in

Juan 15, 18-21

Jesús dijo a sus discípulos:

«Si el mundo los odia, sepan que antes me ha odiado a mí. Si ustedes fueran del mundo, el mundo los amaría como cosa suya. Pero como no son del mundo, sino que yo los elegí y los saqué de él, el mundo los odia.

Acuérdense de lo que les dije: el servidor no es más grande que su señor. Si me persiguieron a mí, también los perseguirán a ustedes; si fueron fieles a mi palabra, también serán fieles a la de ustedes. Pero los tratarán así a causa de mi Nombre, porque no conocen al que me envió.

Palabra del Señor

Comentario

Algo del Evangelio de hoy, vemos también la otra cara, que el mundo nos puede odiar. Jesús le dijo a sus discípulos: «Si el mundo los odia, sepan que antes me ha odiado a mí». ¡Qué misterio!, este del odio hacia Jesús. ¿Por qué el mundo de ese tiempo, por qué tantas personas de ese tiempo odiaron tanto a Jesús? ¿Por qué lo llevaron a la muerte? ¿Por qué buscaron hacerle el mal? ¿Por qué el bien no puede a veces triunfar en este mundo? ¿Por qué a vos y a mí a veces también nos odian por hacer el bien? ¿Por qué en tu familia, también en la mía a veces no nos comprenden? ¿Por qué el mundo que nos rodea o la mentalidad del mundo que se olvida de Dios le molesta tanto el amor, la verdad, el bien y la belleza? Bueno, es difícil poder responderlo, pero no podemos olvidar que hay alguien que busca hacer el mal, que hay alguien que busca hacer que los hombres no sigan el camino de Dios. Y ese alguien es aquel que pedimos en cada Padrenuestro que el Señor nos libre: «Líbranos del malo».

¿Sabías que en realidad en la traducción del Padrenuestro debería ser «líbranos del malo»? O sea, hace referencia al mal espíritu, a ese ángel que renegó del amor de Dios y prefirió hacer la suya, como decimos. Quiso ser como Dios y no pudo. Ese es Satanás, el príncipe de este mundo, el «padre de la mentira» que siembra cizaña en los corazones de tantos hombres y hace que, en definitiva, contradigan al bien supremo, que es el mismísimo Dios. Por eso si te persiguen, si te odian, no te preocupes. A Jesús le pasó lo mismo.

Nosotros tenemos que dedicarnos a hacer el bien hasta el final. Tenemos que dedicarnos a hacer el bien pase lo que pase, sabiendo que nosotros no somos más grandes que nuestro Señor, sino todo lo contrario. Como somos sus servidores, a nosotros también nos perseguirán, incluso te digo algo que puede sonar duro, pero que, si lo vemos con los ojos de la fe, es así. A veces si nos rechazan o nos odian aquellos que no pueden soportar el bien, es un signo de que estamos en el buen camino. Si el mundo nos quiere demasiado, si el mundo nos aplaude mucho, incluso la misma Iglesia, es señal de que por ahí no estamos haciendo las cosas como las haría Jesús.