
XI Jueves durante el año
on 16 junio, 2022 in Mateo
Mateo 6, 7-15
Jesús dijo a sus discípulos:
Cuando oren, no hablen mucho, como hacen los paganos: ellos creen que por mucho hablar serán escuchados. No hagan como ellos, porque el Padre que está en el cielo sabe bien qué es lo que les hace falta, antes de que se lo pidan.
Ustedes oren de esta manera: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre, que venga tu Reino, que se haga tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los que nos han ofendido. No nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del mal.
Si perdonan sus faltas a los demás, el Padre que está en el cielo también los perdonará a ustedes. Pero si no perdonan a los demás, tampoco el Padre los perdonará a ustedes.
Palabra del Señor
Comentario
Subiendo la montaña vivimos diferentes sensaciones y estados de ánimo, decíamos el otro día. Empezamos entusiasmados, con ganas de llegar, mirando la meta, mirando la cumbre. La cumbre se transforma en el imán que nos atrae para que cuando nos gane el cansancio pensemos únicamente en lo más importante. En este camino espiritual que venimos haciendo estas semanas, escuchando el sermón de la montaña, la cumbre es para nosotros, los hijos de Dios, llegar a estar con Jesús, llegar a disfrutar de su presencia, de sus palabras, que nos conducen al Padre. Acordate que también te decía, que por momentos la montaña se vuelve escabrosa, difícil, cansadora, como la vida, como la vida espiritual de los que tenemos fe. Lo que al principio es entusiasmo, de a ratos nos tira para abajo, nos desanima. No estamos siempre igual. No somos máquinas. Cuando se está cansado, también es lindo frenar en el camino para tomar aire, para descansar un poco y mientras se descansa mirar el paisaje, mirar y contemplar lo caminado para recobrar fuerzas y ánimo.
Algo parecido creo que pasa hoy en este discurso de Jesús, hoy pareciera que nos da un respiro, nos viene un poco de aire fresco. Después de escuchar palabras tan difíciles, tan complicadas de aceptar y vivir, Jesús nos enseña a respirar. Sí, a respirar. Porque la oración, el diálogo con Dios Padre es el aire de nuestra vida interior, de nuestra vida de fe, el aire para los pulmones del alma. Pareciera como que Jesús nos enseña a tomar aire, quiere que aprendamos como debe hablarle un hijo de Dios a su Padre.
No nos enseña una fórmula mágica para que podamos conseguir lo que queremos; no nos enseña una oración para que aprendamos de memoria y la recemos todos los días para cumplir con nuestra obligación de cristianos; no nos enseña simplemente una serie de palabras que nos aseguran la salvación. Nos enseña algo mucho más grande, nos enseña a respirar, nos enseña lo esencial de la vida de hijos, de la vida sobrenatural. Nos enseña a desear lo fundamental, nos enseña a pedir lo esencial y por lo tanto, nos enseña, abriéndonos su corazón, lo más importante para vivir como hijos de Dios. Desear lo mejor para nuestro Padre y pedir lo necesario para ser hijos de corazón y no solo de palabra.
El Padrenuestro es sencillo, simple, pero contiene todo. Todo está en estas palabras. Toda nuestra vida debería ser un desear y pedir lo que dice el Padrenuestro. El Padre sabe todo, Él, que ve en lo secreto, sabe el secreto de tu vida, de la mía, el secreto que ni siquiera nosotros sabemos descubrir.
Hoy respiremos aliviados, respiremos en medio de la montaña, aire fresco. Respiremos con la mejor oración que podríamos imaginar, la oración que salió de los mismos labios de Jesús, nada ni nadie puede superar la oración salida del corazón del Hijo de Dios.
Padre Nuestro, Padre de los que amamos y de los que nos cuesta amar. Padre de malos y buenos. Padre de todos, enseñanos a respirar con esta oración salida de los labios de Jesús. Enseñanos a que cada día aprendamos a rezar con el corazón, de verdad. Basta de palabras vacías, basta de palabras repetitivas que no llegan al alma. Basta de hijos que le rezan a un Padre que no conocen.
Nosotros queremos conocerte y darte Gloria, con nuestra vida, con nuestras obras, queremos que tu nombre sea santificado, conocido, amado. Queremos ser hijos y vivir como hijos. Queremos reconocer a todos como hermanos.