
XI Viernes durante el año
on 17 junio, 2022 in Mateo
Mateo 6, 19-23
Jesús dijo a sus discípulos:
No acumulen tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre los consumen, y los ladrones perforan las paredes y los roban. Acumulen, en cambio, tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que los consuma, ni ladrones que perforen y roben. Allí donde esté tu tesoro, estará también tu corazón.
La lámpara del cuerpo es el ojo. Si el ojo está sano, todo el cuerpo estará iluminado. Pero si el ojo está enfermo, todo el cuerpo estará en tinieblas. Si la luz que hay en ti se oscurece, ¡cuánta oscuridad habrá!
Palabra del Señor
Comentario
Cuando subimos a la montaña y vamos avanzando en el camino decíamos que a veces las cosas se ponen escabrosas, porque todo tiene su dificultad; pero a veces también encontrábamos como “respiros”, y es bueno frenar en la montaña para respirar.
Y ayer utilizábamos esa imagen para pensar en la gran oración del Padrenuestro, en el modelo de toda oración que nos enseñaba Jesús como respiro para nuestra alma, como el respiro del corazón.
Y hoy podemos seguir utilizando la imagen de la montaña para pensar que en la montaña no vale la pena llevar “cosas”, vale la pena solamente llevar lo indispensable para caminar, alimentarnos y seguir.
A la montaña no hace falta llevar cosas que no utilizaremos, no hace falta cargar peso de más; porque en definitiva la montaña es el camino en nuestra vida para encontrarnos con Jesús y escucharle; entonces ¿qué sentido tiene llevar “cosas” si nos queremos encontrar con Jesús? ¿No es acaso Él nuestro tesoro, no es acaso Él nuestra meta, la cumbre?
Por eso hoy Jesús nos invita a que pensemos dónde tenemos nuestro corazón; porque en definitiva donde esté nuestro corazón estará nuestro tesoro y viceversa.
Allí donde ponemos nuestras fuerzas, nuestros deseos, metas, logros y proyectos; ahí en definitiva está nuestro corazón.
Y por eso Jesús nos dice: ¿qué sentido tiene que acumulen cosas?, como títulos, fama, “palmaditas en la espalda”, aplausos, elogios; ¿qué sentido tiene? Si, en definitiva; lo que importa es que tu Padre que ve en lo secreto te recompense.
Si lo que importa es encontramos con Jesús, entonces, ¿porqué seguimos poniendo nuestro corazón en las cosas de la tierra, cosas que son pasajeras y nos las pueden robar?…
Qué lindo que tengamos la “lámpara” del cuerpo que es ojo; puro, para ver lo que realmente importa en nuestra vida, puro para descubrir en dónde tenemos que poner nuestro tesoro, puro para poder ver que somos hijos de Dios y que en definitiva lo más importante, lo único importante en nuestra vida es que vivamos como hijos y que sintamos la alegría del Padre hacia nosotros porque vivimos y nos comportamos como hijos.
El sermón de la montaña es un pequeño caminito para que descubramos lo esencial de nuestra vida y que no acumulemos cosas que acá en la tierra son pasajeras. Todo es pasajero, lo único que no pasa es que somos hijos y que tenemos que imitar al Hijo del Padre que es Jesús, y que tenemos que llegar a nuestro Padre del cielo para darnos un abrazo que dure toda la eternidad.