XVIII Domingo durante el año

on 31 julio, 2022 in

Lucas 12, 13-21

Uno de la multitud le dijo: «Maestro, dile a mi hermano que comparta conmigo la herencia».

Jesús le respondió: «Amigo, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre ustedes?» Después les dijo: «Cuídense de toda avaricia, porque aun en medio de la abundancia, la vida de un hombre no está asegurada por sus riquezas».

Les dijo entonces una parábola: «Había un hombre rico, cuyas tierras habían producido mucho, y se preguntaba a sí mismo: “¿Qué voy a hacer? No tengo dónde guardar mi cosecha”. Después pensó: “Voy a hacer esto: demoleré mis graneros, construiré otros más grandes y amontonaré allí todo mi trigo y mis bienes, y diré a mi alma: Alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe y date buena vida”.

Pero Dios le dijo: “Insensato, esta misma noche vas a morir. ¿Y para quién será lo que has amontonado?”

Esto es lo que sucede al que acumula riquezas para sí, y no es rico a los ojos de Dios».

Palabra del Señor

Comentario

No te olvides que el domingo no es un día cualquiera, es un día especial. Es un día para que puedas tener una actitud especial, con vos mismo, con tu familia, con el Señor. Es su día y deberíamos consagrarlo a Él de una manera distinta. Estar más serenos, frenar un poco de trabajar, dejar de consumir tantas cosas y aprovechar para “consumir” más el amor de los demás, “consumir” más nuestros propios pensamientos y sentimientos, y por supuesto “consumir” más a Jesús escuchándolo y recibiéndolo en la Eucaristía de este día.

Si hay algo de lo que tenemos que ir dándonos cuenta en la vida y la verdad es que nos lleva mucho tiempo, es de que somos mucho más insensatos de lo que nos creemos o mucho menos inteligentes de lo que pensamos. O dicho de otra manera, lo que para el hombre muchas veces es sensatez, inteligencia; para Dios es pura insensatez, es sonsera. Lo dice San Pablo magistralmente: “Porque la locura de Dios es más sabia que la sabiduría de los hombres, y la debilidad de Dios es más fuerte que la fortaleza de los hombres” Dios es más sabio que nosotros, ¿sabías? ¿Sabías que lo que dice Dios en su Palabra es sabiduría divina para transformar nuestra necedad en verdadera sabiduría que proviene del cielo? Sé que es una locura lo que te digo o que las cosas que dice Jesús parecen una locura. El mundo en general, incluso nuestras propias valoraciones, valoran otras cosas. Catalogamos de inteligentes o de sabios a las personas que son capaces de hacer grandes cosas, de lograr grandes cosas, de acumular muchas cosas, de resolver muchas cosas.

Y es verdad que pueden ser sabios, es verdad que hay personas inteligentes que gracias a las capacidades que Dios les dio logran grandes cosas. Pero según la Palabra de Dios de hoy, es más verdad, por decirlo así; que el precavido, el inteligente que no es generoso en realidad no es tan inteligente como parece y mucho menos sabio. Y lo que finalmente pesará en la vida no es la inteligencia, sino la sabiduría, que es algo mucho más grande y algo que poco tienen. Hay millones de personas inteligentes en este mundo, te diría que todos somos inteligentes a nuestro modo y según lo que hemos recibido, pero solo son sabios los que escuchan la Palabra de Dios y la practican. “Insensato, esta misma noche vas a morir. ¿Y para quién será lo que has amontonado?” ¿Qué sentido tiene acumular teniendo mucho o poco? ¿Para qué acumulamos? Alguien me dirá: “Para mis hijos” Y sí, puede ser, parece ser un fin noble. ¿Pero vos crees que lo mejor que le podés dejar a tus hijos son los bienes materiales; o los bienes espirituales que en realidad no se compran en ningún shopping?

Jesús claramente no quiere ser entre nosotros alguien que decida sobre nuestros bienes materiales, «Amigo, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre ustedes?» Lo que más quiere Jesús en realidad, es que nos cuidemos “de toda avaricia”. Es el gran mal de nuestro corazón que nos invade a todos, ricos y pobres, y que bajo mil excusas, aparentemente buenas, nos hace insensatos ante los ojos de Dios que se debe reír de nosotros al ver que nos enloquecemos tanto por tener y tener cosas que nos impiden ser verdaderamente libres para amar. “Insensato, esta misma noche vas a morir. ¿Y para quién será lo que has amontonado?”

¿Cuándo vamos a ser sensatos y nos vamos a dar cuenta que lo que nos hace ricos y felices ante los ojos de Dios es la generosidad? ¿Probaste alguna vez ser generoso con tus bienes sin calcular y pensar tanto? ¿Probaste dar sin ponerte a analizar lo que va a pasar con lo que das, sin convertirte en un ingeniero de la caridad? ¿Experimentaste alguna vez que cuando sos generoso jamás te va a faltar lo necesario para vivir vos y tus hijos? ¿Crees que Dios te dejará desamparado si sos generoso? ¿Cómo podés desear un mundo más justo si no empezás por ser generoso desde tu lugar? La justicia también se alcanza desde la generosidad y desde la conciencia de que en realidad todo lo hemos alcanzado con esfuerzo pero con la gracia de Dios. ¿Qué preferís ser inteligente ante el pensamiento del mundo o ser sabio ante los ojos de Dios? Señor, yo quiero elegir hoy, por lo menos hoy, ser rico ante tus ojos y no acumular riquezas en esta tierra, donde las polillas y el herrumbre las destruirán.