
XVIII Lunes durante el año
on 2 agosto, 2021 in Mateo
Mateo 14, 13-21
Al enterarse de la muerte de Juan el Bautista, Jesús se alejó en una barca a un lugar desierto para estar a solas. Apenas lo supo la gente, dejó las ciudades y lo siguió a pie. Cuando desembarcó, Jesús vio una gran muchedumbre y, compadeciéndose de ella, curó a los enfermos.
Al atardecer, los discípulos se acercaron y le dijeron: «Este es un lugar desierto y ya se hace tarde; despide a la multitud para que vaya a las ciudades a comprarse alimentos.»
Pero Jesús les dijo: «No es necesario que se vayan, denles de comer ustedes mismos.»
Ellos respondieron: «Aquí no tenemos más que cinco panes y dos pescados.»
«Tráiganmelos aquí», les dijo.
Y después de ordenar a la multitud que se sentara sobre el pasto, tomó los cinco panes y los dos pescados, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes, los dio a sus discípulos, y ellos los distribuyeron entre la multitud.
Todos comieron hasta saciarse y con los pedazos que sobraron se llenaron doce canastas. Los que comieron fueron unos cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños.
Palabra del Señor
Comentario
Empezamos esta semana con ganas de encarar las cosas de nuestra vida, con ganas de que la Palabra de Dios nos ilumine; por eso hoy tomaremos un texto del salmo 118 donde seguimos aprendiendo qué nos dice la Palabra de Dios sobre ella misma. Dice el salmo 118: “Tu palabra es una lámpara para mis pasos y una luz en mi camino”.
La Palabra de Dios ilumina, ilumina tu manera de pensar, ilumina tus sentimientos, tus deseos; quiere iluminar. ¿Qué hace la luz natural en nuestra vida? Nos permite ver lo que no podemos ver; aunque nuestros ojos estén abiertos, cuando no hay luz no podemos ver. Bueno… La Palabra de Dios nos permite ver lo que, por ignorancia, por incapacidad, por olvido, por preocupaciones, no podemos ver; la Palabra de Dios quiere ser lámpara en tu camino, luz en tu sendero. Incluso Jesús mismo se presenta en el Evangelio como la Luz del mundo: «Yo soy la Luz del mundo».
Entonces pidamos en este día que la Palabra de Dios nos pueda iluminar, que pueda iluminar tu camino, lo que vas a hacer hoy; lo que hiciste también porque puedes mirar para atrás y decir: ¿cómo viví este día? Ojalá que hoy la Palabra de Dios nos ilumine.
De Algo del Evangelio de hoy quiero resaltar dos cosas que nos pueden ayudar a iluminar nuestra vida. Los discípulos ante esta actitud de Jesús, que al ver a la multitud se compadece y quiere darles de comer; los discípulos se desentienden ¿no?, se desentienden como cualquiera de nosotros lo haría, porque no pueden creer y no pueden entender cómo es que Jesús pretende darle de comer a tanta gente. “Aquí no tenemos nada más que cinco panes y dos pescados”: esa es la actitud de los discípulos. ¿Cuál es la actitud de Jesús? «Denles ustedes de comer»; los hace que “se hagan cargo”. ¿Cuántas veces no nos hacemos cargo de las cosas no?
¿Cuántas veces evitamos jugárnosla por las realidades que nos tocan vivir?; las realidades de nuestros lugares, las realidades de injusticia, de hambre, de nuestra propia familia, alguna enfermedad. Estás esquivando a veces ese familiar enfermo que tenés que ver, estás esquivando hablar con tu mujer, con tu marido, estás esquivando hablar con tus hijos: “No, no se puede, esto no se puede solucionar”… ¿No? Y Jesús hoy nos invita a animarte y hacerte cargo sabiendo que finalmente Él es el que hace las cosas. Él nos pide que tengamos una actitud de entrega, una actitud de generosidad: «Dame lo que tenés, no pienses que es poco; y aunque sea poco dámelo, porque Yo voy a ser el que lo voy a hacer fecundo, Yo voy a hacer que ese amor se derrame sobre los demás». Hacé algo hoy, dejá que Jesús te diga: «Dame esos cinco panes y dos pescados que Yo los voy a multiplicar».
Dale vos de comer; frenate hoy y dale vos de comer a ese que pasa siempre; frenate y hablá con quien tenés que hablar; pedí perdón al que tenés que pedir perdón; hacé algo, no esperes el milagro sin tu participación. Hoy Jesús nos enseña a que Él nos quiere hacer participar de sus milagros, porque el mayor milagro de Jesús es derramar su amor sobre tantos que lo necesitan.
En el fondo es lo que estamos haciendo con estos audios; estamos de alguna manera multiplicando los panes, ¿cuál pan?, el pan de la Palabra de Dios.
Dios nos da su Palabra, nosotros tratamos de partirla y entregarla a otros, y vos tenés que ayudar también a repartirla a la multitud. Repartí la Palabra de Dios, multiplicá la Palabra de Dios a tantos que lo necesitan.
Ojalá que hoy la Palabra ilumine tu camino, ilumine tus pasos, para que puedas vivir un día en alegría, un día en paz junto a los que más querés, y también en tu trabajo y en todo lo que tenés que hacer.