
XXXI Jueves durante el año
on 3 noviembre, 2022 in Lucas
Lucas 15, 1-10
Todos los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharlo.
Los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: “Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos”. Jesús les dijo entonces esta parábola:
“Si alguien tiene cien ovejas y pierde una, ¿no deja acaso las noventa y nueve en el campo y va a buscar la que se había perdido, hasta encontrarla?
Y cuando la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría, y al llegar a su casa llama a sus amigos y vecinos, y les dice: “Alégrense conmigo, porque encontré la oveja que se me había perdido”. Les aseguro que, de la misma manera, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse”. Y les dijo también: “Si una mujer tiene diez dracmas y pierde una, ¿no enciende acaso la lámpara, barre la casa y busca con cuidado hasta encontrarla?
Y cuando la encuentra, llama a sus amigas y vecinas, y les dice: “Alégrense conmigo, porque encontré la dracma que se me había perdido”.
Les aseguro que, de la misma manera, se alegran los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierte”.
Palabra del Señor
Comentario
Continuemos con la imagen del evangelio del domingo pasado y la historia del Zaqueo que conocí por estos días. Recordemos que el Zaqueo del evangelio se subió a un árbol, a una especie de higuera, para poder ver a Jesús mientras pasaba por su ciudad. Fue en ese momento cuando lo llamó por su nombre – ¿lo habrá conocido anteriormente, sabía quién era? no lo sabemos – sin importarle lo que los demás decían de él, y le ofreció alojarse en su casa, quedarse en su casa, con todo lo que eso implicaba. Eso quiere decir que Jesús se auto-invitó a la casa del hombre más criticado y menos querido del pueblo, mientras muchos, seguramente, se carcomían las uñas al ver algo tan impensado. Pero lo importante de esta historia es Jesús y Zaqueo, y no tanto la murmuración de los otros, o lo que pensaron ese día. ¡Con qué velocidad habrá bajado de ese árbol ese hombre! ¿Cómo iba a desaprovechar semejante oportunidad? El Zaqueo de mi barrio, me terminó contando, que esa misa que había asistido fue porque algo lo había empujado a entrar cuando pasó por la puerta y sintió que ahí adentro de estaba «haciendo algo».
En realidad, el que pasaba por ahí era él, y Jesús estaba esperándolo adentro, en la comunidad que celebraba, en su palabra y en la Eucaristía. De hace mucho que sentía, en su dolor y adicción, que era momento de cambiar, pero no quería «bajarse del árbol», no quería escuchar a su mujer y a sus parientes. Sin embargo, ese día lo hizo, y sintió tanto amor, que no dudó en dejar «sus ídolos» al descubrir que Jesús era el que lo había salvado, el que lo había rescatado. En esa charla que tuvimos, se decidió a dejar definitivamente a san la muerte, y escucharme a mí para saber que hacía con el gauchito gil. Después de una charla muy linda, solo, terminó comprendiendo, que, teniendo a Jesús, todo lo demás era poco, terminó decidiendo reemplazar en el santuario que tenía en su casa, la imagen del «santito», como le dicen, por una del sagrado corazón que pude regalarle. Una maravilla más de las que Jesús hace día a día, sin que nos demos cuenta… tocar el corazón de los que están alejados y acercarlos al suyo.
Algo que no podemos olvidar nunca, y aunque parezca una obviedad lo que te voy a decir, es que nosotros los católicos, creemos en verdades reales y concretas, no creadas por nuestra mente, no basadas en cuentitos que heredamos. La historia del Zaqueo, del Zaqueo de mi barrio, la tuya y la mía, es una prueba concreta de que Algo del Evangelio de hoy, una parábola, es real, y es lo que Dios vino a hacer al mundo, a buscar lo que estaba perdido, las ovejas perdidas, los Zaqueos, a vos y a mí. Jesús hacía lo que decía o vino a hacer lo que pensó siempre, salvar, amar, rescatar, ayudar, especialmente a los que nadie quiere salvar, amar, rescatar y ayudar.
Las parábolas no son cuentitos lindos donde Jesús nos enseña que tenemos que ser buenos, aunque debamos serlo, sino que las parábolas son confirmaciones de lo que Él vino a hacer en persona, como con Zaqueo. Entonces, no da lo mismo si lo que escuchamos pasó o no de verdad, sino todo lo contrario. No pudo no haber pasado. Es necesario que haya pasado, es más real que pasó, es transformante que haya pasado y eso es lo que permite que siga pasando hoy, concretamente y realmente, en este mundo, en nuestras vidas. Esto sigue pasando en miles vidas de tantos hombres y mujeres. Seguramente a vos te pasó de alguna manera en tu vida. A mí también me pasó y me sigue pasando. Jesús nos sigue perdonando día a día, a todos. Jesús sigue buscándonos y encontrándonos como ovejas que nos salimos del camino, para que no nos volvamos a perder o para que no nos perdamos nunca.
Jesús es la alegría del pecador y el enojo del que no se considera pecadores, porque no les da la cabeza y el corazón para entender que Dios puede ser así, tan Bueno y misericordioso. Al mismo tiempo, la alegría de Jesús es buscarnos y cuidarnos, perdonarnos y sanarnos. Él no vino a otra cosa que a eso. No vino a juntarse con los «buenos» y escuchar todas sus buenas acciones.
Hoy habrá alegría en el cielo, y también debería haberla en nuestros corazones, por alguien más que se acerque a Jesús o que se deje encontrar por Él, que por miles de buenos cristianos que están por ahí, amando y haciendo el bien. No nos transformemos en fariseos murmuradores, alegrémonos como se alegran los ángeles. Y si nos animamos, con un solo clic, mandemos este audio a alguna oveja perdida que ande por ahí, en cualquier parte del mundo, pariente o no, conocido o no tanto. Aunque muchos estén perdidoso nosotros los demos por perdidos, para Jesús nunca lo serán, siempre los estará esperando, como te espera a vos y a mí, como nos esperó siempre, como esperará a cada hombre, hasta el fin de los tiempos. Si nos animamos a buscar a los perdidos, Jesús nos lo va a agradecer.
Que tengamos un buen día y que la bendición de Dios que es Padre misericordioso, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre nuestros corazones y permanezca para siempre.