Buenos días, me gustaría dejar mi testimonio porque a mis 47 años de vida he constatado que Dios es real, que Dios está presente en nuestras vidas día a día desde el mismo momento en que nacemos aunque no le percibamos. Nací con una enfermedad congénita cuyos síntomas no dieron la cara hasta que me quedé embarazada de mi hija con 32 años y desde aquel momento sufro una discapacidad. Aún así, pude ocupar un cargo de responsabilidad en una empresa multinacional y desarrollar mi carrera profesional. Por aquel entonces tenía a mi hija con un añito de edad y fui todavía perdiendo más la salud más y mas y mi vida simplemente se redujo a trabajar y a poder vivir como podía con mucho cansancio. Me quedé huérfana de padre con 16 años y vivimos momentos muy duros porque en aquel entonces nuestra madre, por así decirlo, nos abandono y tuvimos que salir adelante como pudimos. A los 2 años de morir mi padre conocí al que actualmente es mi marido y llevamos casados 20 años. Tanto mi hija como mi marido son dos regalos del cielo por cómo son y me quieren y me cuidan. Por otro lado nací en el seno de una familia muy católica cuyo tronco familiar fueron nuestros abuelos, pero es cierto que por todo lo que acabo de comentar. estuve alejada luego de la fe y de la iglesia, aún teniendo bases muy católicas durante 25 años. Por aquel entonces para mí Dios era indiferente, ni lo conocía, pero tampoco lo negaba, simplemente no pensaba en Él, bastante tenía con intentar seguir o salir adelante. A partir de que murieron mis abuelos en el año 2013 empezamos a ir a misa intermitentemente cuando mi discapacidad, mi cansancio y mi salud me lo permitían, pero era entrar en una iglesia y no hacía nada más que llorar y llorar del sentimiento de pena que tenía por todo lo que me rodeaba y por la perdida de ellos. Aparentemente lo tenía todo, una familia maravillosa, un trabajo estupendo, una casa bonita, etc, pero realmente me sentía vacía, sola a mi alrededor y con muchísima pena. En el año 2019 nos decidimos ir al Santuario de Lourdes con los padres de mi marido y en aquel momento yo me postraba arrodillada delante de la imagen de la Virgen en la gruta, pero no me sentía digna de pedirle absolutamente nada, ni siquiera que me curará. No paraba de llorar y simplemente en un momento le dije a la Virgen que por favor me diera o me mostrara las herramientas para poder llevarlo lo mejor posible. Llevar mi enfermedad, poder hacerme cargo de mi familia, de mi trabajo y poder llevar una vida digna. Por providencia divina en el verano de 2020 una persona se cruza en mi vida por casualidad pasando yo por unos momentos de desesperación y tocando fondo. Fue la persona que me envió un primer audio del padre Rodrigo. Me los enviaba intermitentemente, pero solo me enviaba un audio de voz y yo no sabía quién era el padre Rodrigo, ni de dónde provenían esos audios. Cuando empecé a escuchar la Palabra de Dios en los audios no entendía nada, pero había algo que me cautivó y tenía un ímpetu de seguir aprendiendo. Estamos hablando que desde hace algo más de un año algo en mi empezó a revolucionarse, empecé a documentarme cogiendo mi Biblia, tenía sed de aprender, tenía sed de Jesús y a los 2 meses, en noviembre de 2020 sentir profundamente una necesidad de bajar a la parroquia de mi pueblo y plantarme delante de nuestro sacerdote para confesarme después de 20 años, que la última vez que me había confesado era para casarme en 2001. Desde ese momento ha sido un no parar de sed de Dios y, como muestra hoy el evangelio de Zaqueo, Dios siempre quiere encontrarnos. Solo nosotros tenemos que asomar la cabeza igual que Zaqueo hizo subiéndose al árbol. Mi acercamiento a la Virgen de Lourdes intercedió pues simplemente a entender que las herramientas para llevar mi enfermedad, las auténticas herramientas son ellos: vivir en Jesús, vivir conforme a Su Palabra y podría contar muchísimas cosas qué me han sucedido en mi vida en este último año y en la de toda mi familia. Jesús me ha tocado de una manera intensa, me ha hecho vivir y me está haciendo vivir pequeños milagros día a día que son los que me dan la fuerza para seguir adelante. Incluso hace 5 años solo pensaba en quitarme la vida y ahora solo pienso en amarle, conocerle cada día más. Como solo empecé a escuchar los audios del padre Rodrigo en septiembre de 2020, he recapitulado todos los anteriores desde el 2019 y con esa constancia, abriendo la inteligencia, la escuch, intentar abrir también los ojos, yendo a misa todos los días, mirar con amor a los demás….me he dado cuenta que realmente todos y cada uno de nosotros somos personas únicas para las que Dios tiene un plan también único. Ahora me he dado cuenta que pese a todas las adversidades que me han acontecido en la vida y me siguen aconteciendo, sin embargo Dios me ha situado en una posición para poder ayudar a los demás. Eso ha sido y lo siento como parte de mi misión. Desde mi humildad me siento ahora así, solo puedo decir gracias, gracias Señor …ahora lo entiendo, aunque tú hiciste que naciera con esa enfermedad y me hicieras pasar esa adolescencia y esos años de mi vida tan duros, ahora lo veo como una gracia, porque ha hecho que sea la persona que soy y que pueda cumplir su misión que es dar todo mi amor, todo mi corazón y todo lo que pueda ayudar a los más necesitados PESE A QUE SIGO TENIENDO MIS LIMITACIONES FÍSICAS Y LAS DIFICULTADES COMO CUALQUIER OTRA PERSONA. Ha producido en mí un desprendimiento material, creo entender qué es lo que él quiere de nosotros y que realmente es el corazón del Evangelio y de su palabra: el amor, la caridad, la fe y la esperanza.
Es el aire de mi alma y no puedo vivir sin ÉL sin alabarle y sin amarle.
He intentado resumir todo lo que he podido. He querido dejar mi testimonio para animar a todos los que se sientan que no pueden más, que están hundidos…de verdad que ÉL es el único que nos puede dar el ánimo porque Él es vida eterna.
Realmente mi existencia, y opino que la de todos los que habitamos la tierra, no tiene sentido si Dios no estuviera a nuestro lado y nos ha creado y tenemos que comprender que solo dependemos de ÉL para todo.
Un gran abrazo para todos los hermanos repartidos por toda la tierra y muchísimas gracias padre Rodrigo por la labor que está haciendo y por enseñarnos a intentar y comprender cada día más un poquito la palabra de Dios y entenderla.
La lógica de Dios no es la nuestra y por muy duro que nos parezca en algún momento a lo largo de nuestra vida, todo tiene un sentido que tarde o temprano encontraremos. Bendiciones.