Luis Felipe Sifuentes

Querido Padre Rodrigo: Le escribo desde Boquete, un pueblo de montaña en Panamá. Lo primero que hago casi todas las madrugadas, en medio del alba y el canto de las aves; es escuchar “Algo del Evangelio”. Gracias por entregarnos éste “pan de vida”; que es vital por siempre. Hermano Rodrigo, su voz y reflexiones de luz sobre la “palabra del Señor”, me son tan familiares… que cuando ud. termina dándonos la bendición de “Dios Padre…” yo acá le respondo en voz alta: _” Y a ud. también hermano Rodrigo, y a todos los que nos traen el amor y la palabra de Nuestro Señor”. Gracias, a todo el equipo que le acompaña. Y gracias, a ud. por ser abnegado “Pastor según el corazón de Dios. Paz y bien.