En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
«Cuando venga el Paráclito que yo les enviaré desde el Padre, el Espíritu de la Verdad que proviene del Padre, él dará testimonio de mí. Y ustedes también dan testimonio, porque están conmigo desde el principio.
Les he dicho esto para que no se escandalicen.
Serán echados de las sinagogas, más aún, llegará la hora en que los mismos que les den muerte pensarán que tributan culto a Dios.
Y los tratarán así porque no han conocido ni al Padre ni a mí.
Les he advertido esto para que cuando llegue esa hora, recuerden que ya lo había dicho. No les dije estas cosas desde el principio, porque yo estaba con ustedes.»
Palabra del Señor
Comentario
Empezar la semana rezando, escuchando y hablando con el Señor, es fundamental, es necesario para todos. No me canso de escuchar testimonios de personas que escuchan día a día la Palabra de Dios y me dicen llenos de alegría que escuchar el Evangelio cada día les cambió, literalmente, la vida y no es exageración. Muchos me dicen que no me canse, que lo siga haciendo, y siempre les digo que hasta que Jesús no me demuestre lo contrario, no lo dejaré. Pero en realidad, quiero decirte a vos que no te cansen, que no bajes los brazos, que escuches y vuelvas a escuchar si es necesario, porque sí es necesario, realmente. Y si todavía no experimentaste cambios, es porque tenés que seguir escuchando, luchando y teniendo paciencia, no se cambia de un día para el otro. Eso solamente pasa en las películas. Tenemos que seguir escuchando, escuchá mientras vas en el auto, en el trabajo, de madrugada, cuando sale el sol o en el medio del ruido de la ciudad, mientras estás trabajando en el campo, mientras estás en la cocina, mientras hacés lo que tenés que hacer. Bueno, no dejes de escuchar. O tomate tu tiempo, frená y hacete ocho, diez o quince minutos de espera, de escucha paciente de lo que el Señor nos dice.
¿No te pasa que los días parece que «pasan volando», como decimos a veces? ¿No será que se pasan «volando» porque en realidad andamos «volando» por la vida, por decir así? Son comunes esas frases entre nosotros que expresan esto que nos pasa; decimos a veces: «No puedo creer que ya estemos casi a la mitad del año», «este año se pasó volando», se dice acá, en Argentina. Es así, un poco la vida es así, el tiempo pasa volando, el tiempo no lo podemos detener, es lo único que no podemos parar; lo que sí podemos detener o podemos modificar es el modo de vivirlo, lo que sí podemos modificar son nuestras decisiones que nos ayudan a vivir cada día de una manera diferente, asimilando mejor lo que nos pasa y lo que pasa alrededor. Cada uno en lo suyo, cada uno con lo suyo, pero empezar el día o la semana escuchando la Palabra de Dios, vuelvo a decir, nos ayuda a vivir las cosas diferentes. Terminar el día escuchando o simplemente agradeciendo lo vivido también nos ayuda a darle al tiempo un valor distinto. «El tiempo es superior al espacio», decía muchas veces el papa Francisco. Ojalá podamos empezar todos así este lunes, ojalá que escuchemos la voz del Señor que a todos nos quiere decir algo.
Empecemos este día rezando con el Salmo 104: «Envíanos, Señor, tu espíritu y renueva la faz de la tierra». Nos acercamos a la Fiesta de la Ascensión del Señor, nos acercamos también a la Fiesta de Pentecostés y por eso, en todos estos días, muchísimas veces aparecerá la persona del Espíritu en boca de Jesús, del Espíritu Santo en muchas lecturas. Serán lindas semanas para invocarlo en el silencio de nuestro corazón, para buscarlo, para reconocerlo, para reavivarlo en nuestras vidas, para redescubrirlo, para no olvidarnos que Jesús no nos dejó solos, todo lo contrario, se quedó con nosotros dándonos su propio Espíritu. «Envíanos, Señor, tu espíritu y renueva la faz de la tierra».
Algo que solo comprende aquel que cree y lo vive, aquel que cree en esta promesa de Jesús de Algo del Evangelio de hoy; promesa que ya se hizo realidad en la historia, en la historia de los apóstoles, en la historia de tantos a lo largo de estos milenios: «Cuando venga el Paráclito que yo les enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad que proviene del Padre, él dará testimonio de mí…». Todos los bautizados –vos y yo– recibimos el Espíritu de la verdad que proviene del Padre, y él es el que en nuestro interior nos conduce a Jesús y al Padre. Pero no todos los bautizados nos damos cuenta de esta verdad, de esta realidad; no todos los bautizados dialogamos en nuestro interior con el Espíritu de amor que nos habita y nos anima cada día, pero todos lo recibimos. Nada bueno podemos hacer sin él, y por eso, aunque la mayoría no se dé cuenta, solo él es la causa de nuestras buenas acciones.
Dentro de la Iglesia muchas veces se dan ciertas confusiones u oposiciones haciendo afirmar cosas que son parte de la verdad; como, por ejemplo: cuando se habla del Espíritu Santo como si fuese exclusividad de ciertos movimientos, o que sopla en lugares especiales. Algunos creen que es patrimonio de un grupo o que solo generando ambientes propicios el Espíritu se manifiesta. Esto es parte de la verdad, porque todos debemos tomar conciencia de que recibimos el Espíritu, el Espíritu no es patrimonio de un grupo, sino que es él que nos hace a todos «uno», es él que hace a la Iglesia «una» y es él que sostiene a la Iglesia, silenciosa y misteriosamente, es él el que está haciendo que ahora escuchemos la Palabra de Jesús.
Por eso hoy te propongo que recordemos esto: ya no somos hijos del mundo; somos hijos de Dios, porque todos recibimos el Espíritu de Dios y Dios quiere habitar en nosotros por su amor, por sus inspiraciones que nos motivan a seguir a su Hijo, Jesús. Intentemos en este día, en estos días, afinar el oído del corazón para percibir la voz del Espíritu de Dios que habita en nuestras almas y que nos conduce a la paz, a la alegría, a la serenidad, a la entrega, al servicio; en definitiva: al amor.
Miremos a nuestro alrededor, en nuestro interior, siempre se puede ver todo de otra manera, siempre se puede ver todo con los ojos del Padre. «Envíanos, Señor, tu espíritu y renueva la faz de la tierra, la faz de nuestros corazones».