En aquel tiempo, los discípulos se acercaron y le dijeron: «¿Por qué les hablas por medio de parábolas?»
Él les respondió: «A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no. Porque a quien tiene, se le dará más todavía y tendrá en abundancia, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene. Por eso les hablo por medio de parábolas: porque miran y no ven, oyen y no escuchan ni entienden. Y así se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dice:
Por más que oigan, no comprenderán, por más que vean, no conocerán. Porque el corazón de este pueblo se ha endurecido, tienen tapados sus oídos y han cerrado sus ojos, para que sus ojos no vean, y sus oídos no oigan, y su corazón no comprenda, y no se conviertan, y yo no los cure.
Felices, en cambio, los ojos de ustedes, porque ven; felices sus oídos, porque oyen. Les aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que ustedes ven, y no lo vieron; oír lo que ustedes oyen, y no lo oyeron.»
Palabra del Señor
Comentario
Cuando andamos como Martas en la vida, cuando andamos haciendo cosas por hacer, sin frenarnos a reflexionar por qué estamos haciendo lo que estamos haciendo, terminamos viviendo la vida a los “ponchazos” como se dice en Argentina. A los tumbos. Por ahí muy bien, por ahí con mucha eficiencia, siendo muy capaces, pero sin profundidad. Es fácil ser Marta. Es más fácil hacer sin frenar, que frenar, sentarse como María y hacer lo que Jesús nos dice que tenemos que hacer. Jesús habla siempre, la semilla está viva siempre, aunque de afuera parezca muerta. Jesús habla siempre y siembra siempre. Él es el sembrador que salió y sale a sembrar todos los días.
Los corazones-Marías son los corazones llenos de ganas de escuchar esa Palabra y hacerla crecer. No están mirando alrededor para ver quien hace esto o lo otro, sino que disfrutan con lo que tienen y Jesús les da. ¿Cómo siembra Jesús? De mil maneras. Pero creo que es lindo pensar que lo que producen los audios con el Evangelio de cada día, en tu celular, en tu computadora, es como una especie de siembra virtual.
Algunos audios con el evangelio caen sobre el camino y los “pájaros” de las redes sociales se comen la semilla de la Palabra; otros audios caen en celulares “pedregosos”, que están en manos y corazones que no tienen profundidad y viven de acá para allá sin pensar ni discernir nada, son corazones Marta; otros audios con el evangelio caen en celulares llenos de otras cosas, cargados con muchas preocupaciones, con la “memoria” llena de fotos, videos, que lo único que logran es ahogar a la Palabra que quiere crecer.
Y de alguna manera hoy la Palabra que escuchamos tiene que ver con lo que estamos diciendo porque hoy Jesús habla de: “ellos” y de “ustedes; “ellos” son los que han creído que sabían todo, los soberbios, los que oían, pero no comprendían… ¿por qué?, porque pensaban que comprendían entonces con esa actitud no podía penetrar ni dar fruto la Palabra.
Al decir “ellos”, Jesús se refiere seguramente a los fariseos a los que están cerrados de corazón, y son aquellos a los que se les va a quitar todo —algún día cuando vuelva Jesús— se les quitará todo aún lo poco que tenían. Cuando llegue Jesús no tendrán nada porque sus oídos estaban cerrados.
Y cuando Jesús habla de “ustedes” se refiere a sus discípulos, son a los que Jesús les habla con confianza porque ellos si buscan saber, comprender la Palabra en su corazón y quieren meterse en el corazón de Jesús.
Pero al mismo tiempo hoy Jesús nos muestra que su enseñanza a través de parábolas nos revela que no quiere explicar todo de golpe. No quiere darnos todo “masticado”, por eso no lo explica todo; más bien nos anima a que nosotros “mastiquemos” la Palabra, a hacer nuestro propio trabajo, quiere que nos animemos a recorrer nuestro propio camino, porque hay que “hacerse pequeño” para empezar a comprender las cosas del Reino de Dios.
Y así a través de la escucha de la Palabra y de irla asimilando vamos viendo como sus enseñanzas rompen contra nuestra mentalidad, contra nuestra cultura, contra las cosas que pensamos o nos enseñaron, y así la Palabra de Dios va metiéndose en nuestras vidas de a poquito; esa es la idea para que así surjan en nosotros cosas inimaginables.
Los niños nos enseñan mucho porque ellos escuchan sin saber y descubren lo obvio que a veces es lo esencial. Por eso hay que “hacernos como niños” para recibir la Palabra de Dios. Volvé a escuchar esto, a meditar; porque no se puede penetrar en los misterios del Reino si no se abre el corazón y se hace un esfuerzo.
Que hoy sea un día en el que de alguna manera puedas descubrir que Dios te habla en todas las cosas.